Perú
El asesinato de un combatiente
del tráfico ilegal de madera
Julio García era un solitario teniente gobernador que combatía a los traficantes de madera en una población de la Amazonia peruana donde la gente vive del negocio ilícito. Fue asesinado el pasado 28 de febrero 2008 sin conmover al gobierno peruano.
"¡Está bien, carajo, que lo hayan matado! Yo mismo le hubiera dado varios tiros si hubiera estado allí. A esa gente abusiva se la mata", dice el chofer de un colectivo que cubre la ruta que va de la ciudad de Puerto Maldonado al poblado de Iberia (departamento de Madre de Dios, en la Amazonia peruana), refiriéndose al asesinato del teniente gobernador Julio García Agapito, en la localidad de Alerta, cerca de la frontera con Bolivia.
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Julio García, teniente gobernador en Madre de Dios, asesinado por perseguir el tráfico ilegal de madera. |
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La tarde del pasado 28 de febrero, doce disparos remecieron los interiores del local de Instituto de Recursos Naturales (Inrena), ubicado apenas a tres metros de la carretera que une Brasil y Bolivia con el Perú. Ocho tiros impactaron en la cabeza y el cuerpo de García, de 44 años, un hombre que era odiado porque se enfrentaba a los traficantes de madera, tanto a los grandes como a los chicos. Por su conducta pegada a la ley la gente lo llamaba "Señor Gobierno". Precisamente por cumplir la ley, por intervenir un cargamento ilegal de madera, lo mató sin miramientos el traficante Amancio Jacinto Maqque.
El homicidio, sin embargo, no mereció cobertura en la prensa nacional. Ninguna autoridad gubernamental salió a expresar rechazo y pesar por el asesinato de un funcionario que se batía contra uno de los más lucrativos negocios ilegales en la selva. Mucha gente no quería al teniente gobernador porque buena parte de la población vive de la tala y venta ilegal de la madera. Por eso el taxista comentaba alegremente, como otros, el crimen del enemigo número uno del contrabando de madera.
Solo contra el mundo
"Señor Gobierno" habitaba desde hacía 22 años en Alerta y desde entonces se había dedicado a la agricultura para luego concentrarse en la recolección de los frutos del castaño. En 2003, junto a otras familias, gracias al asesoramiento de un organismo conservacionista no gubernamental, obtuvo una concesión para la extracción de castañas en una zona de la que se había apoderado una maderera.
Fervoroso aprista (en referencia al partido político APRA), con el segundo gobierno de Alan García las autoridades de Puerto Maldonado le ofrecieron el cargo de teniente gobernador, una suerte de "ojos y oídos" del régimen. Sin recibir un solo centavo, Julio García asumió la responsabilidad al mismo tiempo que sobrevivía con la venta de castañas. Conocía perfectamente la zona, al punto que investigadores locales y extranjeros interesados en la conservación de la biodiversidad acudían a él para recibir su apoyo.
Angélica Almeyda, una antropóloga de la Universidad de Stanford, es una de las personas que pasó un tiempo en Alerta y describió así a "Señor Gobierno": "Julio García fue un líder de diferente tipo, siempre activo. Dedicó su vida y su tiempo a la conservación y a tratar de comprender cuestiones ligadas a la construcción de la ruta Interoceánica, electrificación, petróleo y las concesiones de castañas en Brasil, y en cómo mejorar la vida de su familia y de aquellos a quienes él creía representar como autoridad".
Lamentablemente, la labor de Julio García no era comprendida por una población que subsiste con el comercio ilegal de la madera. En la provincia de Tahuamanu, a la que pertenece el poblado de Alerta, pocos son los que pueden cumplir los requisitos para obtener concesiones de extracción de madera. Por eso, cuando culmina la cosecha de la castaña y las familias no tienen otros ingresos, se dedican al contrabando de la madera. Julio García y los funcionarios de Inrena sufrían las consecuencias de luchar contra una actividad ilícita que da de comer a la población.
Ante la pasividad sospechosa de la policía en la zona, los funcionarios de Inrena acudían a la única autoridad del pueblo, Julio García, para que los apoye en el monitoreo y decomiso de madera. Una de sus últimas intervenciones ocurrió el 12 de enero: "Señor Gobierno" participó activamente en el decomiso de tres lotes de madera de las especies pumaquiro y cedro, en Nuevo Pacarán.Un informe elaborado por el sacerdote de la parroquia de la localidad Iberia, enviado a Defensoría del Pueblo, recuerda el trabajo de Julio García: "A pesar de no contar con un salario apoyaba constantemente a esta sede como autoridad. Su labor contra la tala ilegal fue única puesto que en muchas ocasiones la policía no prestaba este servicio", escribió. Las autoridades locales confirman que la labor fiscalizadora del "Señor Gobierno" lo había enemistado con la población y las mafias madereras. "La producción de castaña es temporal, ya que solo da tres veces al año. Después de las cosechas la gente se queda sin trabajo, no tiene qué comer. Al no poder conseguir permisos para sacar cedro o caoba, que tienen gran valor en el mercado, los pobladores con gran esfuerzo se meten muy adentro en la selva y traen la madera. Por eso, cuando se producen los decomisos, inmediatamente se generan situaciones violentas. Desde ese punto de vista, el teniente gobernador Julio García era visto por algunos como un abusivo", dice el alcalde del distrito de Tahuamanu, Angilberto Flores Sanipico, en un intento por explicar el asesinato del "Señor Gobierno".
Tráfico de madera
"Yo mismo intenté pasar madera ilegal hacia Puerto Maldonado hace un tiempo. No tenía permiso. Perdí los 12 mil dólares que había invertido en unos lotes de caoba", afirma Angilberto Flores sin un ápice de arrepentimiento.
Usmilda Rozambite Araujo, viuda de Julio García, recordó que la gente del pueblo aprovechaba la oscuridad de la noche para ir a su casa y reclamar la madera decomisada, prometiendo una tajada de sus futuras ganancias. García siempre las rechazó. Y lo pagó con su vida.
"La gente le decía: ‘Señor Gobierno, usted puede ayudarme a pasar mi maderita’. Y él respondía: ‘Si tú puedes hacer pasar tu madera, pásalo, pero no intentes sorprenderme ofreciéndome dádivas a la una de la madrugada’, respondía mi esposo. Él prefería ser pobre antes que ser un corrupto", dice la viuda.
El rencor acumulado contra el teniente gobernador y los funcionarios de Inrena por los constantes operativos frente a la madera ilegal tuvo finalmente un violento desenlace el 28 de febrero. A las seis de la tarde, un camión con 34 piezas de madera aserrada fue intervenido por empleados de Inrena. Ante la falta de apoyo policial, Julio García fue llamado otra vez para apoyar y dar legalidad al operativo. Durante el traslado de la madera al local de Inrena se produjeron extraños hechos. La energía eléctrica se cortó repentinamente en el pueblo y una multitud se aglomeró alrededor de las autoridades interrumpiendo el decomiso. Los dueños de la madera, Victoria Jacinto Maqque y su esposo Raúl Vargas, ingresaron en la oficina y agredieron al teniente gobernador ante la pasividad del único policía presente en el operativo.
En un momento de confusión, el esposo de Victoria Maqque tomó el volante del camión y huyó con la madera que quedaba por decomisar y enrumbó hacia Puerto Maldonado. El policía asignado subió una moto y se lanzó a perseguir a Raúl Vargas sin imaginar lo que pasaría después. De pronto irrumpió en las oficinas de Inrena Amancio Jacinto Maqque, hermano de Victoria y copropietario de la madera intervenida, desenfundó un arma y apuntó a Julio García. "Señor Gobierno" no se inmutó y continuó con su trabajo.Tomó un pedazo de una hoja en blanco y se apoyó sobre un escritorio para dar cuenta de la amenaza a mano armada de Amancio Jacinto. Y comenzó a escribir: "Siendo las 6 y 30 de la tarde en el local de Inrena hago constar el intento de homicidio de parte del señor...". No había terminado de escribir cuando el sujeto disparó varias veces con furia. Los técnicos de Inrena escaparon despavoridos. No contento con su violenta reacción, Amancio Jacinto se acercó lentamente al cuerpo inerte de "Señor Gobierno" y lo remató con dos tiros en la cabeza.
Como si hubiera satisfecho el deseo de la población resentida con Julio García por el simple hecho de cumplir con su trabajo, muy campante Amancio Jacinto se largó en una moto con dirección a Puerto Maldonado, sin que nadie de la comisaría, ubicada a 15 metros del escenario del crimen, lo detuviera. Hay gente que lo ha visto ingresar en su casa en la penumbra de la noche y desaparecer con dirección a Bolivia al amanecer.
"Señor Gobierno" había presentido que su vida corría peligro. Sabía que se había ganado numerosos enemigos. Sospechaba que Amancio Jacinto y su familia lo veían como una amenaza permanente a sus intereses. En un oficio del 18 de octubre del 2007, remitido a la dirección de Gobierno Interior, Julio García solicitó garantías para su vida. Un día antes, había intervenido madera ilegal de propiedad de Amancio Jacinto y su cuñado Raúl Vargas. Además de agredirlo, el individuo lo amenazó con matarlo. Pese a la advertencia, las autoridades del Ministerio del Interior no le respondieron. Ni siquiera porque era una autoridad aprista y porque estaba virtualmente solo contra todo un pueblo.
"Supe que no lo querían. Todos se dedican a la extracción de madera. Él era muy metido, chismoso, él daba información", declara el mayor PNP José Rodríguez, responsable de investigar el asesinato de "Señor Gobierno": "Para ser una autoridad, una mínima cantidad de gente asistió a su funeral. Por eso digo, no lo querían". Las palabras del conductor que cubre la ruta Puerto Maldonado-Iberia son absolutamente ciertas.
Basado en el reporte de Miguel Gutiérrez R., publicado el 5 de abril 2008, en el diario La República (Lima), con modificaciones de edición.
Dos pistoleros, seis balas y un sistema perverso
acabaron con la vida de Dorothy Stang
La historia no es nueva en Brasil. Una vez más detrás de un crimen salvaje se encuentran las sombras del implacable afán de lucro y codicia de grandes hacendados, de madereras ilegales, de bandas de pistoleros contratados para sembrar el miedo y la muerte entre indígenas, campesinos, y quienquiera que los apoye.
El turno esta vez fue para Dorothy Stang, monja de 73 años, de nacionalidad estadounidense y naturalizada brasileña, miembro de la Congregación de las Religiosas de Notre Dame. Stang fue asesinada el 12 de febrero por la mañana, cuando dos pistoleros le dispararon seis tiros a quemarropa.
Cuando llegó a Brasil, Dorothy se estableció en Anapú, una pequeña localidad del estado de Pará, al norte de Brasil. Allí llegó hace 30 años para trabajar en las comunidades rurales. Desde entonces pudo fundar 22 escuelas y un centro de formación de profesores. Pero en una lucha de tres décadas, Stang fue cambiando de enfoque. De promotora de la educación pasó a ser defensora de la reforma agraria y de la preservación del Amazonas. Su mayor ambición era el Proyecto de Desarrollo Sustentable "La Esperanza", que planea repartir 130.000 hectáreas entre 600 familias campesinas.
Esta intención chocaba directamente con los intereses de terratenientes y grandes hacendados que explotan ilegalmente los recursos forestales de la Amazonia, sobre todo árboles exóticos y en extinción como caoba, cedro y jatobá, que se pagan a muy buen precio en el mercado negro.
Stang debió aprender a convivir con las constantes amenazas de muerte, al igual que varios de sus colaboradores. En el 2004 se registraron diez denuncias ante la Justicia del Estado de Pará, por amenazas de muerte contra Stang. Según el coordinador de Greenpeace en la Amazonia, Paulo Adário, "el Gobierno de Pará no tomó ninguna medida para garantizar la seguridad de la religiosa".
El estado de Pará es uno de los estados de Brasil donde se registra la mayor cantidad de conflictos a causa de la tierra y por cuestiones ambientales. Por muchos es considerado uno de los lugares más violentos del país. De las 53 muertes registradas en los 27 estados brasileños en el 2004 por conflictos rurales, 19 ocurrieron en Pará, donde, además, se encuentra la mayor cantidad de haciendas con trabajadores esclavos.
Aún está fresco el recuerdo del asesinato, en el Estado de Minas Gerais, de los cinco inspectores del Grupo Móvil del Ministerio de Trabajo que hace poco más de un año fiscalizaban haciendas en busca de trabajadores en estado de esclavitud. También ellos eran blanco de amenazas y fueron asesinados a quemarropa por pistoleros a sueldo y, al igual que en el caso de la hermana Dorothy, el principal sospechoso de haber ordenado el asesinato es un hacendado.
En el último año se registraron diez denuncias ante la Justicia del Estado de Pará, por amenazas lanzadas contra Stang. Según el coordinador de Greenpeace en la Amazonía, Paulo Adário, "el Gobierno de Pará no tomó ninguna medida para garantizar la seguridad de la religiosa".
Una vez más, el gobierno de Lula, como otros gobiernos anteriores, muestra su preocupación y su disposición a aclarar el crimen y prevenir futuros hechos de violencia. Ante otros hechos de sangre ocurridos en el pasado, una vez que pasa el ruido y la presión internacional decae todo vuelve a la "normalidad", que no es otra cosa que el retorno al miedo y la amenaza constantes.
Se podrá aclarar el crimen de Stang -y esperamos que eso suceda- se podrá encarcelar a quienes dispararon del gatillo, o a quienes fueron los autores intelectuales del crimen. Pero no estamos frente a un caso policial, la muerte de Stang, como muchas otras, sacan a luz la vigencia de un sistema basado en el lucro y la explotación, para el cual la vida humana no vale nada, y el patrimonio cultural y ambiental no son más que un estorbo. Es algo más profundo y no se soluciona con unos cuantos culpables tras las rejas sino profundizando el trabajo que otros, como la hermana Dorothy, han iniciado.
Elaborado por CLAES en base a informaciones publicadas por Argenpress ("Una vida cegada por la codicia", por Eduardo Tamayo - ALAI. "Asesinato de religiosa en Brasil, con olor a latifundio", por Nora Di Pacce - Radio Nederland) y Clarín ("Crónica de un asesinato en la selva que sacudió al gobierno de Lula", por Eleonora Gosman. Publicado en nuestro sitio únicamente con fines informativos.
Murió Ernst Mayr, considerado el Darwin del siglo XX
El biólogo evolucionista, Ernst Mayr falleció a los 100 años de edad, el 3 de febrero de 2005. De nacionalidad Alemana, Mayr desarrolló casi toda su carrera en Estados Unidos, y fue considerado el más prominente experto en biología evolutiva. En 1953 ingresó a la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Harvard, y también dirigió su Museo de Zoología Comparativa desde 1961 a 1970, cinco años antes de retirarse de la actividad académica.
Sus trabajos durante las décadas de 1930 y 1940 en el Museo Americano de Historia Natural, en Nueva York, lo situaron de inmediato como una figura central en el estudio de la evolución de las especies y acerca del origen de su diversidad, subrayó la universidad.
"Soy un veterano luchador por el Darwinismo", comentó en 1991 a ‘Harvard Gazette’ este prolífico investigador, quien durante sus casi ochenta años de trabajo mantuvo una inquebrantable fidelidad hacia la teoría de la evolución de Darwin.
Nacido en 1904 en Kempten (Alemania), Mayr rompió con una larga tradición de parientes dedicados a la Medicina y después de graduarse como médico en 1925, se doctoró en Zoología en la Universidad de Berlín apenas un año después. En alguna ocasión Mayr comentó que su curiosidad por lugares remotos y por viajar, fue uno de los factores que más influyó en aquella decisión y que podría poner en práctica poco después con viajes de investigación sobre aves a los Mares del Sur y a Nueva Guinea, entre otras áreas.
En 1928 Mayr repitió la tradición de los zoólogos de esos tiempos y realizó su viaje de naturalista, en su caso a Nueva Guinea, en una expedición patrocinada por Lord Walter Rothschild y el American Museum of Natural History de Nueva York; más tarde realizó otro viaje a las Islas Salomón. En 1930 regresó a Berlín, y en 1931 viajó a Estados Unidos para tomar un puesto en el Museo de Historia Natural en Nueva York, donde trabajó durante casi dos décadas con la colección de aves Rothschild, de unos 280 mil especimenes.
Mayr fue un notable articulador de conceptos e informaciones que surgían desde otros campos de la biología. Integró una generación de gigantes de principios del siglo XX, donde estaban presentes genetistas, zoólogos, botánicos y paleontólogos. Entre aquellos “padres fundadores” se incluían Sewall Wright (1889-1988), Ronald A. Fisher (1890-1962), J. B. S. Haldane (1892-1964), Theodosius Dobzhansky (1900-1975), Bernhard Rensch (1900-1990), George G. Simpson (1902-1984) y G. Ledyard Stebbins (1906-2000). Cada uno de ellos aportaba diferentes ideas y evidencias, que Mayr lograba articular unas con otras.
Su obra más importante se publicó en 1942: ‘Systematics and the Origin of Species’. A lo largo de ese trabajo Mayr avanzó en el plano teórico y logró formalizar un marco conceptual sobre la evolución, incluyendo sus mecanismos y el concepto biológico de especie. Entre esas ideas subrayó que las especies son entidades evolutivas reales, donde el aspecto clave es que están aisladas reproductivamente de otras especies (una especie es una comunidad de individuos que se reproducen exitosamente entre ellos). Por lo tanto el “aislamiento reproductivo” es la barrera básica entre las especies. La evolución funciona entonces a partir de la selección que opera sobre grupos de individuos que quedan aislados de otros grupos, y que con el tiempo generan una barrera reproductiva.
Mayr y sus demás colegas configuraron de esta manera la “teoría sintética de la evolución”, aludiendo a la síntesis que se logró entre varias disciplinas. En ese momento, sus propuestas cubrían varias de las lagunas que se mantenían desde tiempos de Darwin.
Mayr continúo siendo un prolífico autor, presentando libros muy conocidos como “Poblaciones, especies y evolución”, y más recientemente se adentró en el campo de la filosofía de las ciencias, especialmente la biología, especialmente con el “El desarrollo del pensamiento biológico: diversidad, evolución y herencia”.
La Universidad de Harvard resaltó que fue un incansable luchador para que se ubicara a la Biología entre las "verdaderas ciencias", iniciativa que muchos científicos no compartían incluso hasta la década de 1960. Entre otros muchos galardones que recibió durante su carrera, Mayr fue distinguido en 1970 con la Medalla Nacional de las Ciencias.
Nobel de la Paz por la defensa del ambiente
La Kenyana Wangari Maathai ganó el Nobel por su trabajo por el ambiente, los derechos de las mujeres y la democracia.
La ambientalista kenyana Wangari Maathai ganó el premio Nobel de la Paz por su labor como dirigente del Movimiento Cinturón Verde, que ha buscado darle mayor poder a la mujer, mejorar el medio ambiente y luchar contra la corrupción en Africa desde hace 30 años.
Maathai, viceministra de Medio Ambiente de Kenya, es la primera africana en ganar el premio desde que fue entregado por primera vez en 1901. Ha sido reconocida a nivel internacional por su lucha por la democracia y ha acaparado titulares por su lucha contra el latifundismo y la sobreexplotación de los bosques.
"Consideramos que Maathai es una voz fuerte que habla a nombre de las mejores fuerzas de Africa para promover la paz y las buenas condiciones de vida en ese continente", dijo el comité Nobel al dar a conocer la presea. Maathai sostuvo que estaba “completamente conmocionada y muy emocionada" al no esperar el premio.
Este premio es el primero que se entrega en reconocimiento a la labor en defensa del ambiente. "Esta es la primera vez que el medio ambiente fija la agenda para el premio Nobel de la paz y le hemos dado una nueva dimensión a la paz. Queremos trabajar por un mejor ambiente de vida en Africa", dijo el presidente del comité, Ole Danbolt Mjoes.
Wangari Maathabi, de 64 años, cuenta con amplio reconocimiento internacional por su incansable defensa de la democracia, de los Derechos Humanos y del medio ambiente, lo que le ha llevado a dirigirse en varias ocasiones a la ONU interviniendo a favor de los derechos de las mujeres.
Esta keniana, nacida en Nyeri en 1940, se convierte en la primer mujer que consigue un Nobel en el continente africano. El pasado año, el comité premió por primera vez en su historia a una musulmana. Además Maathabi, que fue la primera mujer que obtuvo un doctorado en África Oriental y Central, lanzó en 1977 el movimiento 'Cinturón verde', dirigido a proteger la biodiversidad. Gracias a su iniciativa fueron plantados 30 millones de árboles, además de permitir la creación de miles de empleos y el fortalecimiento de la imagen de la mujer en la sociedad.
"Nosotros plantamos la semilla de la paz para ahora y para el futuro", ha declarado la ecologista en sus primeras palabras tras recibir este reconocimiento. La defensa del medioambiente y la promoción de la paz están, a su juicio, "estrechamente ligados" ya que cuando "los recursos escasean combatimos para apropiarnos de ellos".
"Mientras haya gente que vive mal, nadie puede estar seguro" - Entrevista a Wangari Maathai - Leer ...
Basado en DOUG MELLGREN (AP) y 100ciencia.com
Veinte años de la catástrofe de Bhopal
Veinte cosas que hay que saber sobre Dow Chemical
Russell Mokhiber y Robert Weissman
Supongamos por un segundo, como hace la ley, que una gran empresa es una persona. Si una gran empresa es una persona, entonces ¿cómo es que no hay biografías de grandes empresas? Y no hablamos de biografías "oficiales", escritas por gente a sueldo de la empresa.
Naturalmente que existen. Pero, ¿por qué no hay biografías con todos sus defectos de las principales empresas estadounidenses? ¿Cómo por ejemplo Vida y época de General Motors?
En realidad, un historiador llamado Brad Snell lleva años trabajando en una biografía de este tipo sobre General Motors: con todos sus defectos. Dice que está casi terminada.
En 1974, Gerard Colby Zilg escribió un libro titulado DuPont: Behind the Nylon Curtain (DuPont: Detrás del telón de nylon), que era una biografía de DuPont Corporation. Con todos sus defectos.
Zilg dijo que su editor, presionado por DuPont, enterró el libro, que no llegó a ninguna parte.
Ahora viene Jack Doyle.
Doyle está tratando de labrarse una carrera profesional escribiendo biografías críticas de grandes empresas. En 2002, contratado por el Fondo de Salud Medioambiental, Doyle escribió su primera biografía de una empresa, titulada Riding the Dragon: Royal Dutch Shell & The Fossil Fire (Cabalgar sobre el dragón: Royal Dutch Shell y el fuego fósil.
Ahora, coincidiendo con el XX aniversario de la catástrofe de Bhopal, Doyle publica Trespass Against Us: Dow Chemical and the Toxic Century ( Nuestros deudores: Dow Chemical y el siglo tóxico) (Common Courage Press, 2004).
La medianoche del 2 de diciembre de 1984, la fábrica de pesticida de Union Carbide en Bhopal, la India, tuvo una fuga de 27 toneladas de gases letales que mataron inmediatamente a unas 8.000 personas y envenenaron a miles más.
Hoy en Bhopal, al menos 150.000 personas, incluidos hijos de padres que sobrevivieron a la catástrofe, padecen en su salud efectos relacionados con la exposición a los gases como cáncer, daños neurológicos, ciclos menstruales caóticos y enfermedades mentales.
Más de 20.000 personas no tienen más remedio que beber agua con niveles peligrosos de mercurio, tetracloruro de carbono y otros contaminantes orgánicos persistentes y metales pesados.
Activistas de todo el mundo --incluidos expertos en derechos humanos, legales, en salud medioambiental y de otras áreas-- se movilizarán en las próximas dos semanas para exigir que Dow Chemical, la actual propietaria de Union Carbide, responda de sus actos.
Henos aquí, 20 años después de la catástrofe, y la empresa responsable de este desastre y sus ex ejecutivos siguen siendo unos fugitivos de la justicia. Union Carbide y su ex presidente, Warren Andersen, fueron acusados de homicidio por las muertes de Bhopal, pero se niegan a comparecer ante los tribunales indios.
Se están organizando numerosos actos en todo el mundo para conmemorar el XX aniversario, como la publicación del pliego de acusaciones contra Dow tamaño libro de Doyle.
Doyle tomó el título de su libro, Nuestros deudores, del Padrenuestro:
El pan nuestro de cada día danos hoy,
y perdónanos nuestras deudas
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Le preguntamos a Doyle si estaba pidiendo a la humanidad --a las personas que han sido contaminadas por las sustancias químicas de Dow-- que perdonase a Dow como deudor.
--En absoluto --dijo Doyle--. Con la expresión "a nuestros deudores" intento hacer visible lo invisible: intento mostrar que hay fronteras que las sustancias tóxicas violan cada día. Las grandes empresas están obteniendo beneficios con la invasión de mi espacio personal, mi biología. No están controlando todos los costes de su operación, y nosotros estamos corriendo con los gastos de sus efectos externos en forma de enfermedades, dolencias, una inmunidad más baja, alteraciones en la reproducción, defectos de nacimiento, cáncer. Eso no está bien. Eso es una deuda mortal, una transgresión imperdonable que hay que detener. Claro que no pedimos a los consumidores que rueguen para que se perdone a las empresas: todo lo contrario. Hay que enjuiciarlas. Las empresas como Dow están haciendo lo que quieren todos los días con la deuda biológica.
Y el libro lo documenta.
En honor de los muertos y moribundos de Bhopal, les instamos a que compren el libro de Doyle. Cada vez que utilicen artículos de plástico comunes, piensen en la destrucción. Cada vez que utilicen Saran Wrap (originalmente un producto de Dow), pregúntense por las consecuencias.
Y para conmemorar el XX aniversario del crimen de Bhopal, presentamos 20 cosas que hay que recordar sobre Dow Chemical, la empresa actualmente responsable de Bhopal y prófuga de la justicia.
20. Agente naranja/napalm. El herbicida tóxico y la gelatina de gasolina utilizados en Vietnam creó horrores para jóvenes y viejos. Y un gran revuelo en Estados Unidos que obligó a Dow a replantearse su estrategia de relaciones públicas.
19. Rocky Flats. El emplazamiento secreto en Colorado de Dow Chemical desde 1952 hasta 1975, una pesadilla medioambiental para la zona de Denver.
18. Carga corporal. En marzo de 2001, los Centros para el Control de Enfermedades informaron de que la mayoría de los estadounidenses tiene niveles detectables de plásticos, pesticidas y metales pesados en la sangre y en la orina.
17. 2,4-D. Un herbicida producido por Dow Chemical. Sigue empleándose en la actualidad. Utilizado para matar las malas hierbas del césped, de los cultivos y de praderas, a lo largo de los derechos de paso de las empresas de servicios y de las vías de ferrocarril. Uno de sus ingredientes básicos es el agente naranja, el defoliante tóxico utilizado en Vietnam. El 2,4-D es el herbicida más usado en el mundo.
16. Mercurio. En Canadá, Dow produjo cloro empleando el método de celdas de mercurio desde 1947. Gran parte del mercurio fue reciclado, pero también se vertieron cantidades significativas en el medio ambiente en forma emisiones en la atmósfera, vertidos en el agua, lodos residuales y en productos finales. En marzo de 1970, los gobiernos de Ontario y Michigan detectaron niveles elevados de mercurio en los peces del río St. Clair, el lago St. Clair, el río Detroit y el lago Erie. Las autoridades estatales y locales demandaron a Dow por contaminación por mercurio.
15. PER. Percloroetileno, la sustancia peligrosa que se emplea en todas partes para la limpieza en seco. Dow trató de socavar alternativas más seguras.
14. 2,4,5 T. Uno de los ingredientes tóxicos del agente naranja. Doyle dice que "Dow luchó a brazo partido por este producto químico; persistió en todas las formas posibles ante los tribunales y los organismos públicos, en los niveles estatal y federal, para comprar más tiempo para este producto. Acudieron a los tribunales de Arkansas a principios de los años setenta para cuestionar al administrador de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA). Lo hicieron para ganar algo de tiempo extra para la comercialización, y consiguieron dos años, aunque parece que Dow ya sabía entonces que este producto era un mal agente, que había provocado defectos de nacimiento en animales de laboratorio, y también se estaba empezando a encontrar por entonces en la grasa del cuerpo humano. Pero hasta 1983 Dow no dejó de fabricar 2,4,5-T en Estados Unidos, y hasta 1987 no abandonó su producción en Nueva Zelanda. Y la demanda judicial sobre los efectos en la salud del 2,4,5-T continúa hasta la fecha."
13. Antisindicalismo. En 1967, los sindicatos representaban a casi todos los trabajadores de producción de Dow. Pero desde entonces, según el Departamento del Metal de la Federación Estadounidense del Trabajo-Congreso de Organizaciones Laborales, Dow emprendió una "injustificable campaña para deshacerse de los sindicatos."
12. Silicona. Ingrediente clave para los implantes de mamas de silicona, fabricado por una empresa conjunta de Dow y Corning (Dow Corning). Aumentó el tamaño para las mujeres, pero también las enfermó. Las enfermedades y el litigio continúan.
11. DBCP. Ingrediente activo tóxico del Fumazone, pesticida fabricado por Dow. Los médicos que sometieron a análisis a quienes trabajaban con DBCP pensaron que se habían hecho la vasectomía: no había presencia de esperma.
10. Dursban. El Chlorpyrifos, un pesticida tóxico que ha resultado tener los efectos de un agente nervioso que denunció Rachel Carson. También ensayado en presos en Nueva York en 1971 y en 1998 en un laboratorio de Lincoln, Nebraska. Sustituyó al DDT cuando éste fue prohibido en 1972. Es un gran superventas. En junio del 2000, la EPA limitó su uso.
9. Dow en Navidad. "El uso de plásticos de Dow por la industria del juguete es generalizado", alardeaba Dow Chemical en un memorándum interno de la empresa una temporada de Navidad, "y cada vez hay más materiales nuestros bajo el árbol de Navidad y sobre la mesa de cumpleaños, lo que hace muy felices a algunos niños, a algunas empresas de juguetes y a Dow". Entre las sustancias químicas empleadas en estos juguetes hay poliestireno, polietileno, resinas de copolímero de etileno, resinas de saran, resinas de PVC o vinilos y etilcelulosa. Y feliz año nuevo.
8. El Tittabawassee. Río y cuenca fluvial contaminados por Dow en su ciudad natal, Midland, Michigan.
7. Río Brazos, Freeport, Texas. Un titular de febrero de 1971 del Houston Post decía: "El río Brazos está muerto". En 1970 y 1971, las actividades de Dow en ese lugar vertieron más de 17.000 millones de litros de aguas residuales al día en el Brazos y en el golfo de México.
6. Intrusión tóxica. Doyle escribe: "Dow Chemical lleva casi un siglo contaminando propiedades y envenenando personas, a nivel local y a nivel mundial --envenenando a trabajadores, consumidores, comunidades y viandantes inocentes-- en la flora y la fauna de parajes silvestres, en la flora y fauna mundial y en el genoma mundial. Dow Chemical debe poner fin a esta intrusión tóxica."
5. Experimentos de Holmesburg. En enero de 1981, un artículo del Philadelphia Inquirer reveló que Dow Chemical había pagado a un dermatólogo de la Universidad de Pensilvania para que hiciera ensayos con dioxina con reclusos de la Prisión de Holmesburg, de Filadelfia. Los ensayos se realizaron en 1964 sobre 70 internos.
4. Muertes de trabajadores. Dow tiene una larga historia de explosiones e incendios en sus instalaciones, bien documentadas por Doyle en su libro. Un ejemplo: en mayo de 1979 una explosión destruyó las instalaciones de Dow Chemical en Pittsburgh, provocando la muerte de dos trabajadores y heridas a más de 45.
3. Tumores cerebrales. En 1980, los investigadores encontraron que 25 trabajadores de las instalaciones de la empresa de Freeport, Texas, tenían tumores cerebrales, 24 de los cuales fueron mortales.
2. Saran Wrap. La fina película de plástico tan valiosa en nuestras vidas. Producida por Dow hasta que los consumidores comenzaron a buscar productos de Dow para boicotearlos. Dow decidió abandonar los productos para el consumidor por este motivo --vendió Saran Wrap-- y desde entonces sólo fabrica productos químicos con los que se fabrican los productos para el consumidor.
1. Bhopal. El pan nuestro de cada día danos hoy, y perdónanos nuestras deudas así como nosotros tratamos de hacer que comparezcan ante la justicia a nuestros deudores.
R. Mokhiber es editor de Corporate Crime Reporter, con sede en Washington D.C. R. Weissman es editor de Multinational Monitor, con sede en Washington, D.C. Ambos son coautores de Corporate Predators: The Hunt for MegaProfits and the Attack on Democracy (Monroe, Maine, Common Courage Press, 1999).
Publicado originalmente por Focus on the Corporation. EEUU, versión en castellano reproducida con permiso de La Insignia, 29 de noviembre del 2004; traducción de Berna Wang
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